Se cree que la idea de hoteles en árboles surgió en China. Luego llegó a Estados Unidos y más tarde se propagó por Alemania, Francia, Australia e Inglaterra, y continúa extendiéndose. Estos ingeniosos hoteles edificados en lo alto de los árboles ofrecen al turista aventurero unas vacaciones diferentes. En los últimos años se han ido multiplicando y hoy forman parte de la enorme industria turística.
Entre ellos encontramos al Nanshan Treehouses ubicado en la isla de Hainan, en China, rodeado de hermosas playas vírgenes. Sus instalaciones consisten en casas pequeñas situadas en lo alto de unos tamarindos. Desde sus habitaciones se puede apreciar el paisaje, que incluye un parque temático budista. Uno aun más conocido a nivel mundial es el Out N’About Treesort, que se encuentra en Oregón, Estados Unidos. Cuenta con una casa, apartamentos lujosos y es un sitio ideal para vacacionar disfrutando de la naturaleza.
En la India encontramos el Hotel Green Magic Nature Resort, un completo complejo con casas de inspiración árabe. Otro de bastante renombre es el Hotel en Zentendorf, ubicado en la isla Einsiedel, en las praderas de Naisse, límite entre Alemania y Polonia. Este interesante hotel fue edificado sobre unos enormes troncos de acacias, ofreciendo una aventura más original a un número reducido de clientes, a través de pequeñas cabañas.
Uno de los más novedosos diseños nos ofrecen unos arquitectos suecos, de Tham & Videgård Hansson Arkitekter, que utilizaron espejos como revestimiento y edificaron un hotel a modo de refugio, lo que le permite pasar casi inadvertido en medio del bosque. El proyecto consiste en una caja de 4 x 4 metros, con capacidad para dos personas, inspirado en los hoteles cápsulas de Kisho Kurokawa, en Japón.
Esta clase de hoteles también los hay en España, en la localidad de Sant Hilari Sacalm, Gerona. Cuenta con numerosas cabañas construidas íntegramente de madera, que se encuentran colgadas de abetos gigantescos. Esta es la opción ideal para ecologistas y amantes del medio ambiente que quieran pasar unas vacaciones con pocas comodidades, pero en contacto directo con la madre naturaleza.
